No es raro pensar en la relación que puede tener el dolor de espalda y las emociones, pues en el momento de determinar la causa de ese dolor que surgió de forma espontánea sin que tenga relación con un accidente o un traumatismo, tampoco se relaciona con una mala postura ni con el trabajo cotidiano y si no cuentas con una enfermedad como una escoliosis, artrosis o una hernia de disco, entonces solo resta pensar en la relación que tiene el dolor de espalda y las emociones, pues este puede ser su origen. Se trata de la somatización de los problemas, es decir que un problema a nivel psíquico es trasformando en un problema orgánico.
De hecho en muchos casos dos emociones como la ansiedad y el estrés generan el dolor de espalda, un dolor que puede convertirse en crónico si no se trata su causa, la cual será del orden psíquico.
Asimismo cuando el dolor se torna crónico puede responder a un estado depresivo, un cuadro clínico que puede empeorar el dolor. Por ello es importante que ante un primer síntoma de depresión se busque ayuda terapéutica.
Los signos a tener en cuenta son la sensación contínua de tristeza, de baja autoestima, la sensación de no tener energía para realizar las actividades cotidianas o la falta de placer para asistir a reuniones sociales, la dificultad para conciliar el sueño o la imposibilidad de dormir placenteramente, la falta o aumento del apetito, la falta de concentración o en los casos más graves los pensamientos de suicidio.
El estrés además de provocar diversos trastornos en la salud desde los problemas cardiovasculares, el aumento de la presión arterial también deriva en las tensiones musculares y los dolores de espalda, pues es una razón para pensar que el estrés está ocasionando problemas físicos importantes que deben ser consultados con un médico, pues también puede provocar ansiedad y depresión.
Los pensamientos son controlados por la mente, la mente y el cuerpo se relacionan íntimamente afectando al cuerpo, pues el cuerpo controlará el dolor de acuerdo a como se encuentre la mente.
Es por ello que muchas veces es necesario acudir a una terapia cognitivo conductual, tras la cual el terapeuta ayudará a que los pensamientos negativos puedan convertirse en pensamientos positivos, también ayudará a restablecer las relaciones sociales y a aprender a reducir el miedo al dolor.
De hecho este miedo al dolor te imposibilita a realizar las tareas cotidianas, por lo cual necesitarás ayuda de amigos y familiares provocándote sentimientos negativos con una consecuente baja autoestima. Además de ello al tener miedo al dolor te proteges de él abandonando las relaciones sociales, realizando menos actividad física, con lo cual con el paso del tiempo se reducirá la fuerza física, obteniendo de este modo una menor fuerza muscular. No dejes de leer: “Dolores de espalda baja”
En conclusión al evitar las actividades cotidianas debido al dolor y la consecuente debilidad muscular, al perder fuerza física se el miedo como emoción potenciará el dolor de espalda debido a esas emociones.
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